El pilón
Cuando
pensamos en un pilón, dulces recuerdos de la cocina de nuestras madres y
abuelas vienen a la mente ¿verdad? Y al cubano le cuesta trabajo pensar en él como
un utensilio solo de la cocina porque desde siempre lo vimos en una esquina,
grande, de madera, con la mano, que cuidado, si te coge, te puede desmayar y
aplastando el grano de café tostado.

Sobre
su origen te recuerdo que fue usado en sus principios por los Taínos.
Historiadores y conquistadores como Fray Iñigo Abbad y Fernández de Oviedo
mencionan haber visto a los indios utilizando vasijas gigantes para machacar
diferentes ingredientes, se parecían a los de hoy, esa es la verdad.
Vuelvo
con los pilones y el café porque dicen nuestros mayores que sabe mejor el que
se pila, pero el tiempo traiciona, se inventó el molino y ya muchos han
olvidado la tradición. No obstante sé de muchas casas donde el pilón reposa en esa
esquina, con su mano adentro, cuidado, que si te coge te desmaya, en espera del
café tostado, que sin lugar a dudas huele y sabe mucho mejor, y quién lo duda,
si así ha sido siempre.
Comentarios
Publicar un comentario