De cómo matar un deseo.
Voy a doblegar la carne.
Otra vez.
A lacerarme
a cortar en pedazos los
deseos.
Seré condenada por homicidio
seguramente,
alevosía de enterrar esos restos
dispersos
donde el alma no los encuentre.
Esconderlos de mí
de mis ganas
De estas inmensas ganas de amar que
nunca me abandonan.
Comentarios
Publicar un comentario