Para Luis Rm
En otros amaneceres la claridad era más nítida y se volcaba en cada pieza.
Ahora las sombras vagan por la casa.
Modestas inquilinas que habitan en silencio pero estorban.
Hay un hombre que espera y padece.
Habla de cosas que entiendo, repite gestos cotidianos, saca y guarda la navaja, se observa el espejo y este le devuelve un rostro tras los cristales.
Vaga en silencio, arrastra los pies hacia la calle.
Enredado en las esquinas no advierte las fechas, nada lo anima.
Es un hombre tristemente inútil, apena reconoce la esencia del momento.
Su lucha es dura.
Un grito en la garganta, un desgarro que anuncia la soledad, la ira contenida.
Por fin cierto descanso y reconocer que no es feliz
pero está vivo
y es otro héroe
o al menos lo fue
en otro tiempo
alguna vez.
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