Lo que el viento no pudo llevarse
Algo se llevó aquel viento, algo de confianza, de fe.
Y viéndolo así como se ven las cosas cotidianas quizás fue
el mal tiempo, la poca lluvia o este cloquear de los huesos que no me
abandona.
Lo cierto es que sin asombro algo de mi me se perdió.
Se fueron algunos versos, los amigos, los falsos y es cierto,
me quedé un poco sola con la piel quebrada y el pecho partido a golpes.
Pero aunque mucho se llevó aquel viento, mucho me dejó:
amparo, saliva, hueco, abrazo.
Cuando el mundo me dio la espalda, cuando solo estábamos yo
y mi soledad y mi rabia contenida ahí
estuvo esa sombra haciéndose mía, sosteniéndome.
Cuando los perros escupieron mis pasos, levemente me
sostuvo.
Ahora el mundo sigue y otros vientos han soplado.
No recupero lo perdido y no me importa. Salvo lo que tengo,
lo que he ganado y con eso me alcanza, me basta para medir todo ese sol
naciendo en mí, naciendo.
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