Pretexto
Escribir un poema es en verdad cosa seria. Hacerlo implica una dosis de entrega, porción del alma en el papel. Así nace el texto, del ojo que vio, del corazón que se movió, del pensamiento vertiginoso que atrapó la imagen, la dibujó, la aprisionó y le dio vida. En este por ejemplo, puedo disfrazarte. Escribo y la gente cree que hablo de cosas lógicas y hermosas, cuando en realidad, todo lo hermoso y lógico eres tú, que impulsas el lápiz, que marcas el trazo definitivo de estas verdades.
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