La luna en los ojos de Claudia de Rogelio Ramos Domínguez
Esa luna niña mía en tus ojos vírgenes
que lo ven todo dulcemente:
los carros, las palomas, el polvo, la pasión, mi mano ya no tan fina.
Esa misma piedra en su brillo
entró a mis ojos hace tanto ya
y luego me vi entre los versos de una muchacha
que me amó como se aman los últimos sorbos de la humedad.
Y la abandoné hija mía bajo la luna torpe que alumbraba la autopista.
Corrían años en que en Cuba los hombres usaban la misma camisa para armar sus casas de tablas u orinar la fiesta en plena calle
Pero como te decía
aquella mujer me hizo poema
y me recitó ante novios que luego la odiaban porque no querían la luna en que ella rasgó mi nombre
Esa luna Claudia
Fue mía también y la miraba
con unos ojos que apenas podían entender las aves
si pasaban demasiado rápido a la memoria
Ahora
ya con tantos modos de atrapar la sombra,
la sed y el dolor y las aguas pasadas mil veces
me parece una piedra común,
una fecha en que los hombres aprenden a plantar cuanto hace su mesa,
una luz que me recuerda una muchacha en la que fui verso.
Solo en tus ojos Claudia vuelve a ser la luna y sueño
una vez más.
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