Palabras del sobreviviente.




Señores del jurado:
En ese sitio yo estuve sentada alguna vez.
Asistí a nuevas caídas mientras pasaron los años.
Mis palabras se volvieron asesinas y fueron lanzadas,
lanzadas torpemente hacia el bocado que nunca llegó.
Ustedes juzgan mis actos irreverentes.
Afuera hay una guerra que no depende de Dios,
y no puedo hacer más que cantar este himno.
De nadie son las manos que se extienden, los gritos en la plaza,
el hombre obscuro que me acecha.
A quién pertenecen los muertos, pasajeros visibles.
Qué serán esas fauces que me invitan, leves prolongaciones de mis dientes.
Debo confesarlo, señores, pendo de noches turbias,
pero mi falta no ha sido otra que esperar.
No es fácil vivir,
lanzar esas piedras cada tarde,
observar esta piel que se consume,
esperar que Dios sufra de mí, apenas sin fe.
Todo empieza con la palabra, continúa en sus meandros,
en ojos inmóviles que acusan,
en el terror de los días,
en la humillación que me es legada,
en las tenues victorias negadas para siempre en ese sitio, Señores del jurado,
donde estuve sentada alguna vez y que ya no es mío.
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Comentarios

  1. Me gustan tus versos muchacha, escritos con filo dulce, con dureza encantadora... espero otros.

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    1. Gracias amigo, seguimos juntos, ahora en el blogger, un beso

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